La importación de computadoras y su gran desafío por alta demanda.
Fuerte demanda por teletrabajo y estudios en casa
Las computadoras están entre los productos tecnológicos que más se han movido a lo largo de esta pandemia. Un estudio de la firma Advance Consultora sitúa a las computadoras en el segundo lugar de ventas en el 2020, detrás del comercio de televisores.
Las ventas de las computadoras tenían años que se habían estancado e, incluso, iban a la baja. En una sociedad en donde la movilidad era muy relevante dispositivos como smartphones cada vez más poderosas llevaban a los consumidores a elegir opciones más ligeras y portátiles, pero la contingencia sanitaria está cambiando el panorama.
Para mantener sus operaciones y productividad, miles de empresas en el mundo dieron a sus empleados la opción de trabajar desde casa. Lo que parecía un esquema laboral temporal se está convirtiendo en la mejor opción no solo para evitar una nueva ola de contagios sino porque se ahorra costos mientras se mantiene o mejora el desempeño de los colaboradores.
El desafío que enfrentarán los fabricantes es la disponibilidad en los puntos de venta pues, también debido a la pandemia, la producción de muchos dispositivos se vio afectada. La venta de PCs se dispara en la pandemia a pesar de la escasez de chips.
La falta de suministro global de semiconductores, sin embargo, es un riesgo para esta industria y puede aumentar los precios de los productos.
Frente a esta creciente demanda que presiona cada vez más a la oferta, los proveedores de computadores se han visto obligados a reducir la variedad de modelos. Así, y si en un año normal, sin pandemia, había entre 10 y 12 modelos por marca, ahora son 6 o menos.
Desde la industria dicen que esto se hace para optimizar la producción y alcanzar a cubrir una parte de esa demanda. No obstante, se reconoce que no dan abasto y que a eso se le suman los problemas que se generan en los canales de distribución, los que ante la ausencia de productos, empiezan a reducir los tiempos de inventario y terminan por afectar al consumidor que se ve privado de encontrar el modelo o la categoría que busca y que tiene entonces que moderar sus expectativas y flexibilizar sus tiempos, o bien hacer la compra por encargo directo al proveedor, lo que también implica una demora.
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